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ADVIENTO 2014





Llega el tiempo de Adviento y la Iglesia se pone en marcha para acoger la LUZ que llega. No te duermas, es tiempo de despertarse y vigilar porque está muy cerca, es tiempo de cambiar, de convertirse, de estar alegres en la esperanza y de disponerse a acoger como María.


Cada domingo recibimos una LUZ para la semana y, como las agujas del reloj, avanzaremos hacia la Navidad, para encontrarnos con un niño que cambiará nuestra historia y nuestro tiempo. Hay un antes y un después de Cristo en la historia, que haya también en nuestra vida un antes y un después de Cristo.

Ajustemos nuestra alma, sincronicemos el reloj de nuestra vida con el pálpito del Dios de la VIDA.











La aguja del reloj nos va a ir indicando el tiempo de Adviento que estamos viviendo y que la Iglesia entera espera para la llegada de Jesús.
Construiremos nuestro reloj de Adviento que mantenga la ilusión de recibir la LUZ del niño Jesús en el día de Navidad.








1er Domingo de Adviento
30/noviembre/2014
Tiempo de Vigilar




Evangelio según San Marcos
 (13, 33-37)

Estad atentos, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje, y dejó su casa y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara.
Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer: no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos. Lo que os digo a vosotros, lo digo a todos: ¡Velad!»






2º Domingo de Adviento
7/diciembre/2014
Tiempo de Cambiar




Evangelio según San Marcos
 (1, 1-8)

Comienzo del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.
Como está escrito en el profeta Isaías: «Yo envío a mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino; voz del que grita en el desierto: “Preparad el camino del Señor, enderezad sus senderos”»; se presentó Juan en el desierto bautizando y predicando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados. Acudía a él toda la región de Judea y toda la gente de Jerusalén. Él los bautizaba en el río Jordán y confesaban sus pecados. Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y proclamaba: «Detrás de mí viene el que es más fuerte que
yo y no merezco agacharme para desatarle la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo».




3er Domingo de Adviento
14/diciembre/2014
Tiempo de Alegrarse



Evangelio según San Juan
 (1, 6-8; 19-28)

Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: este venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.
Y este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a que le preguntaran: «¿Tú quién eres?». Él confesó y no negó; confesó: «Yo no soy el Mesías». Le preguntaron: «¿Entonces, qué? ¿Eres tú Elías?». Él dijo: «No lo soy». «¿Eres tú el Profeta?». Respondió: «No». Y le dijeron: «¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que  nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?». Él contestó: «Yo soy la voz que grita en el desierto: “Allanad el camino del Señor”, como dijo el profeta Isaías».
Entre los enviados había fariseos y le preguntaron: «Entonces, ¿por qué bautizas si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?». Juan les respondió: «Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia». Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde Juan estaba bautizando.



4º Domingo de Adviento
21/diciembre/2014
Tiempo de Esperar



Evangelio según San Lucas


 (1, 26-38)

En el mes sexto, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.

El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios.

Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin». Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco varón?». El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible». María contestó: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y el ángel se retiró.




Fuente: Diócesis de Málaga














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